Cuando tapamos la sartén en la que estamos rehogando la cebolla a fuego muy lento con un poco de mantequilla o aceite, el calor evapora parte del agua interior de las células de la cebolla y la presión del vapor las revienta y libera sus jugos, hasta que la cebolla se ablanda y se vuelve translúcida.
Si por el contrario mantenemos la sartén destapada, los jugos desprendidos por las células de la cebolla se evaporarán más rápido y la temperatura aumentará hasta desencadenar las reacciones de Maillard. La cebolla en este caso quedará blanda y de color caramelo y con un sabor dulce y suave.
Super yo hago el segundo pasando y me quedan super
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